Dos profesores de la Universidad de Wisconsin-Platteville han presentado un nuevo avance que combina la agricultura y la fabricación aditiva. Los investigadores han desarrollado una técnica algo sorprendente que permite transformar la leche caducada en un material de impresión 3D respetuoso con el medio ambiente. Este método, recientemente patentado, utiliza proteínas de la leche, como la caseína y el suero, para crear nuevos filamentos sostenibles destinados a la impresión 3D. Permitiría reducir los residuos plásticos y abrir nuevas fuentes de ingresos para los productores lácteos estadounidenses.
El proyecto se puso en marcha inicialmente como respuesta al exceso de producción de leche de la industria láctea durante la pandemia de COVID-19. Las interrupciones en la cadena de suministro provocaron el desecho masivo de leche, lo que supuso importantes pérdidas de beneficios para los ganaderos. Sin embargo, en lugar de dejar que el excedente se perdiera, el Dr. John Obielodan y el Dr. Joseph Wu vieron en ello una oportunidad para utilizar las proteínas de la leche. En primer lugar, se centraron en extraer las proteínas de la leche en mal estado y las incorporaron a mezclas de polímeros utilizados en la impresión 3D. Tras años de experimentación, el equipo logró producir un material biocompuesto sólido y flexible para aplicaciones de alto rendimiento.
El Dr. John Obielodan (izquierda) y el Dr. Joseph Wu (derecha) en su laboratorio tras anunciar el desarrollo de un nuevo material patentado. (Créditos de la foto: Universidad de Wisconsin-Platteville).
La investigación se centró en realizar pruebas para determinar qué proteínas funcionaban mejor en combinación con los materiales de impresión 3D existentes. Estudiantes de los departamentos de química e ingeniería mecánica de la universidad también participaron en la purificación de las proteínas y el ajuste de las formulaciones para optimizar la resistencia y la imprimibilidad del material. El resultado fue un polímero único que aparentemente funciona bien y que además es biodegradable. Esto podría constituir una alternativa a los plásticos derivados del petróleo que actualmente dominan la industria.
Al reutilizar las proteínas de la leche, este proyecto transforma los residuos agrícolas en un activo para la industria manufacturera. Se trata de un modelo de economía circular, en el que los materiales se reutilizan para compensar el impacto medioambiental. Esta investigación también forma parte del objetivo más amplio de Estados Unidos de apoyar a los agricultores locales y, al mismo tiempo, promover las tecnologías verdes. La financiación del programa Dairy Innovation Hub, patrocinado por el Gobierno, ha desempeñado un papel crucial a la hora de ayudar a los investigadores a materializar sus ideas, desde el concepto hasta la patente.
Según el Servicio Nacional de Estadísticas Agrícolas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), en los Estados Unidos se producen más de 56 700 millones de libras de leche. (Créditos de la foto: Universidad de Wisconsin-Platteville).
En el futuro, esta tecnología podría tener aplicaciones que vayan más allá de los filamentos de impresión 3D. Las primeras investigaciones sugieren que esta tecnología podría utilizarse para fabricar otros tipos de productos plásticos sostenibles, desde componentes de automóviles hasta bienes de consumo. Al combinar la fabricación aditiva y la industria láctea, este proyecto demuestra cómo las conexiones inesperadas a menudo pueden dar lugar a innovaciones significativas.
Este tipo de investigación también nos recuerda que el futuro de los materiales de impresión 3D quizá no provenga únicamente de los laboratorios de alta tecnología, sino también de granjas e industrias diversas, en este caso en Estados Unidos, pero ¿por qué no también en Francia? Imagínese un vaso de leche que podría acabar convirtiéndose en la carcasa de un teléfono o en un mueble.
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*Créditos de la foto de portada: Reuters