Explicar tecnología a niños, debe ser desde luego divertido, pero además debe haber interacción que contribuya a llamar su atención y a que se entiendan mejor los procesos. Con este fin, Iréne Ródenas (Diseñadora industrial de Barcelona) creó la impresora 3d «ANDI». Se trata de una máquina que se ensambla y opera manualmente, de manera que se entiende con claridad el funcionamiento interno de una impresora 3D de FDM
Rotación manual de los ejes
La idea de ANDI, se le ocurrió a Iréne en su paso por Fabatory, un Fab Lab de Barcelona, dentro del Hangar (Centro de producción e investigación en arte). Fue en este lugar y de la mano de su mentor Raúl Nieves, en donde se dió cuenta de la importancia de ésta tecnología para la sociedad. Para ese entonces, se encontraba en la búsqueda de una idea para su proyecto final de carrera en ELISAVA (Escuela superior de diseño e ingeniería de Barcelona), y decidió lanzarse al agua para contribuir a la enseñanza de la impresión 3D. Era algo nuevo para ella, así que se lo tomo como un reto.
Tras invertir un tiempo en investigar y conocer el funcionamiento de la impresión 3D, pero sobre todo, los objetivos educativos que la tecnología implica, Iréne se dió cuenta que no estaba muy claro si los niños sólo estaban aprendiendo sobre la manera de construir objetos, y estaban dejando de lado el aprendizaje que ofrece la parte mecánica de la máquina.
Entonces decidió crear una impresora 3D que fuese muy sencilla de entender, y que los niños pudiesen participar en su montaje desde el principio para conocer cómo las piezas trabajan en completa armonía. Irene diseñó la máquina con un código de forma y color, de manera que fuese intuitivo para los niños entender el lugar en que encaja cada pieza. Pero lo que realmente implica a los alumnos en toda instancia, es que esta máquina no tiene electricidad, de manera que los chicos participan como «motores para que la magia ocurra».
Mecanismo de alimentación. Andi es capaz de imprimir masas viscosas como clay o chocolate, entre otras.
Con este proyecto final, Irene terminó sus estudios en la Escuela superior de diseño e ingenieria ELISAVA de Barcelona, y ahora se prepara para el Máster de interfaz cultural en Linz, Austria. No obstante, como sólo es un prototipo, la diseñadora tiene en mente continuar en su desarrollo en Septiembre de este año.
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