Desarrollan el primer parche de tejido cardíaco mediante bioimpresión 3D

La ingeniería de tejidos cardíacos busca reproducir el miocardio para reparar zonas dañadas del corazón. Hasta ahora, las técnicas convencionales de cultivo celular no habían permitido obtener tejidos viables a largo plazo, debido a la falta de vascularización adecuada. En este contexto, un equipo del programa RegenBell, perteneciente al Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), ha logrado un importante avance en el ámbito de la medicina regenerativa. Los investigadores han conseguido desarrollar un parche de tejido cardíaco funcional mediante el uso de la bioimpresión 3D.
Por primera vez, este tejido ha sobrevivido y mantenido su capacidad de latido durante al menos un mes tras ser implantado en un modelo animal, abriendo así nuevas posibilidades terapéuticas para tratar enfermedades cardiovasculares. La innovación del equipo de RegenBell radica precisamente en la utilización de la bioimpresión 3D, que permite construir estructuras tridimensionales complejas con distintos tipos de biomateriales y células, facilitando una distribución precisa de capas y componentes celulares. Así, la bioimpresión 3D se posiciona como una herramienta clave para la medicina del futuro, con el potencial de transformar el tratamiento de las enfermedades cardíacas más graves.
Bioimpresión 3D del parche de tejido cardíaco
En este caso, los investigadores desarrollaron un parche cardíaco compuesto por tres capas de biotinta muscular intercaladas entre dos capas de biotinta vascular. Esta disposición ha sido clave para asegurar la formación de una red de vasos sanguíneos que, al integrarse con el sistema circulatorio del huésped, mantiene el tejido nutrido y funcional. Gracias a esta estrategia, el tejido logró no solo sobrevivir, sino también latir de forma coordinada, algo nunca antes conseguido con tanta duración.
La elaboración de estas biotintas ha requerido una cuidadosa selección de componentes. La base contiene gelatina, fibrinógeno, ácido hialurónico y una enzima llamada transglutaminasa microbiana (mTG), que proporciona la estructura y cohesión necesarias. A esta mezcla se le añaden cardiomiocitos derivados de células madre pluripotentes inducidas, y fragmentos vasculares extraídos del tejido adiposo del huésped. Esta combinación asegura tanto la funcionalidad del tejido como su compatibilidad biológica.
Este logro es fruto de cuatro años de investigación colaborativa en el IDIBELL, y aunque aún queda camino por recorrer antes de aplicar esta terapia en humanos, los investigadores estiman que en unos cuatro años, y con la financiación adecuada, podrían comenzar los ensayos clínicos. Además, se está trabajando en el desarrollo de bancos de células madre inmunocompatibles que permitirían personalizar los tratamientos y evitar el rechazo inmunológico. Puedes encontrar más información sobre este proyecto, aquí.
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*Créditos de todas las fotos: IDIBELL