Reciclan mascarillas quirúrgicas para convertirlas en material de impresión 3D
El uso de mascarillas quirúrgicas es algo que ya forma parte de nuestro día a día. Desde que empezó la pandemia mundial, la utilización de mascarillas diarias ha generado también que este gasto se convierta en un problema de contaminación. Por ello, un equipo de investigación de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, parece haber encontrado la solución. La idea detrás de la iniciativa es recolectar mascarillas quirúrgicas defectuosas o inservibles para reciclarlas y transformarlas en material de impresión 3D, concretamente filamentos. Es un proyecto realmente interesante que reduce la contaminación de estos materiales, al mismo tiempo que se desarrolla filamentos para la tecnología de fabricación aditiva.
Si pensamos en que la mitad de los ciudadanos utiliza una nueva mascarilla al día, tal y como recomienda el código sanitario, podemos deducir que en España se desechan más de 705 millones de mascarillas al mes. Esta cifra resulta impactante ya que la gran mayoría de ellas acaban en el mar, por las calles o en el campo, generando una mayor contaminación por sus componentes plásticos. De hecho, según el estudio de Environmental Advances, una sola mascarilla puede liberar hasta 173.000 de microfibras al día en los mares. Al igual que otros objetos de uso cotidiano, las mascarillas contienen fibras plásticas como el polipropileno que permanecen en el medio ambiente durante décadas hasta que finalmente se degradan. Para dar solución a este problema, el equipo de la Universidad de Bristol ha estudiado la posibilidad de transformar los componentes de estas mascarillas en material de impresión 3D.
Transformando las mascarillas en material de impresión 3D
En las primeras pruebas, el equipo recogió una serie de mascarillas defectuosas a las cuales les quitaron las gomas elásticas y la varilla para la nariz. Más tarde, las mascarillas se calientan y se prensan con una plancha y papel antiadherente para convertirlas en hojas duras. Las láminas se trituran posteriormente para conseguir unos finos gránulos de polipropileno con el que se fabrican las mascarillas. Por último, los pellets azules se pasan por una trefiladora que los convierte en el filamento de fabricación. Como las mascarillas iniciales habían pasado por una serie de procesos a altas temperaturas, los investigadores consideraron que era suficiente para desinfectarlas y eliminar cualquier posible bacteria o virus que hubiera en ellas.
Para conseguir el filamento adecuado para una impresora 3D, el equipo recurrió a Filastruder, un producto de código abierto que está en constante evolución gracias a que la comunidad maker comparte sus propias configuraciones. Una vez consiguieron desarrollar el filamento, los investigadores se plantearon nuevos retos en este campo. Entre ellos destaca la posibilidad de procesar materiales mixtos tratando la mascarilla con las asas en el mismo proceso. También están estudiando la automatización del proceso a gran escala para fomentar la economía circular y supervisar la distribución, recolección y reciclaje de equipos médicos. Aún así, queda cómo evoluciona esta innovadora idea que surge con la finalidad de evitar la contaminación medioambiental de las mascarillas. Mientras tanto, puedes encontrar más información en el sitio web de la universidad, aquí.
¿Qué piensas del reciclado de las mascarillas para convertirlas en material de impresión 3D? Deja tus comentarios en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter, Youtube y RSS. Sigue toda la información sobre impresión 3D en nuestra Newsletter semanal.
*Créditos de todas las fotos: Universidad de Bristol