Investigadores del Instituto Superior Técnico en Lisboa recurren a la bioimpresión para crear filetes y carne
Investigadores del Instituto de Bioingeniería y Biociencias (iBB) del Instituto Superior Técnico en Lisboa han logrado crear filetes de lubina y carne mediante bioimpresión. En un mundo cada vez más consciente de la sostenibilidad y el impacto ambiental, las alternativas a los alimentos tradicionales están ganando terreno. Desde la carne cultivada en laboratorio hasta los sustitutos de proteínas a base de plantas, la ciencia y la tecnología están transformando la industria alimentaria. Por su lado, los resultados de esta nueva investigación podrían ser una alternativa más ecológica a las industrias de la ganadería y la pesca.
El proceso para obtener estas proteínas comienza con la obtención de células madre, paso que se realiza sin sufrimiento animal y principio que sigue la investigación. En seguida se procesan las células con biomasa para crear trozos más pequeños de los alimentos. En cambio, para hacer filetes de pescado o bistec de carne recurren a la bioimpresión. Federico Ferreira, profesor del instituto, investigador del iBB y coordinador de los proyectos relacionados a esta investigación, llama los métodos de crear carne en los laboratorios “la cuarta revolución agrícola”.
El proceso de bioimpresión que han seguido los investigadores del iBB requiere dos componentes fundamentales, por lado una bioimpresora y biotintas seguras para el consumo humano. Las biotintas fueron desarrolladas por Diana Marques como parte de su tesis de maestría, mientras que el estudiante de doctorado Afonso Gusmão estuvo a cargo de adaptar una impresora 3D teniendo en cuenta parámetros como la viscosidad y la temperatura de impresión. Según los investigadores, este proceso evita las etapas más contaminantes asociadas a los procesos “convencionales” para obtener proteína animal.
Esta investigación lleva algunos años y es la continuación de otros proyectos como Algae2Fish que fue financiado con 215,000 euros en 2022 por la organización no gubernamental Good Food Institute. En ese otro proyecto consiguieron crear filetes con una textura fiel a la del pescado real, e incluso pudieron mantener el olor a mar y pescado debido a las microalgas presentes en las biotintas. En cuanto al más reciente avance, Diana Marques, ahora estudiante de doctorado continuará el estudio desarrollando biorreactores en cuyo interior se exponen cultivos celulares a pequeñas descargas eléctricas que los estimulan a alinearse en una dirección. Esta técnica, llamada electrospinning, le permitirá fabricar fibras que darán textura y una estructura al filete, haciéndolo más apetitoso para los consumidores.
«Ahora mismo necesitamos una forma de producir carne y pescado que sea sostenible», menciona Diana Marques, «esa es nuestra premisa». Frederico Ferreira por su parte afirma: «vamos a fabricar tejido animal para consumo, de modo que podamos cubrir las necesidades [alimentarias] que tendremos en las próximas décadas de una forma más sostenible».
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*Créditos de todas las fotos: Gonçalo Gouveia para el Instituto Superior Técnico