Guía completa: La impresión 3D con alumide, ¡te explicamos todo!
¿Buscas imprimir en 3D tus piezas, pero no sabes qué familia de materiales elegir? ¿Polímeros o metales? En la impresión 3D hay un material que combina lo mejor de los dos mundos, y es el alumide. Se trata de una opción realmente interesante que consiste en poliamida (nylon) relleno de polvo de aluminio, de ahí su nombre compuesto. Es compatible con la tecnología de sinterizado selectivo por láser y combina la flexibilidad de diseño del nylon con el brillo del aluminio en un mismo material. Para conocer más sobre este innovador material en polvo y su uso con la fabricación aditiva, sigue leyendo esta guía completa.
Propiedades del alumide y su impresión en 3D
Como hemos mencionado, el alumide es un material en polvo cuyo nombre viene de una combinación de las palabras aluminio y poliamida. Esto se debe a que está hecho a base de poliamida (nylon) en mayor medida, y con un porcentaje más bajo de polvo de aluminio. Aunque el aluminio le proporciona una superficie mate de aspecto metálico con un sutil brillo, también lo hace más quebradizo que el nylon. Entre otras propiedades del alumide, encontramos que es significativamente más rígido y poroso que otros materiales empleados en la impresión 3D. Además, es capaz de resistir temperaturas mucho más elevadas sin deformarse, a diferencia de los termoplásticos como el PLA, que se funden a esas temperaturas.
Al ser un material compatible con la tecnología SLS, sigue el mismo proceso de fabricación que con la poliamida estándar. En la impresora 3D, se coloca una primera capa de polvo, que luego es fundida por un láser. Después, se añade otra capa de polvo y se repite el proceso sucesivamente de manera que el objeto se va creando gradualmente. Por lo general, se pueden fabricar varias piezas en un mismo proceso de impresión, dependiendo de su tamaño. Luego, se realiza un postratamiento manual, donde un operario recoge las piezas para limpiarlas antes de cualquier trabajo de acabado.
A la hora de diseñar modelos para impresión 3D en alumide, es fundamental considerar varios aspectos para lograr un resultado óptimo. El grosor mínimo entre superficies opuestas debe ser de al menos 1 mm, ya que paredes más delgadas pueden resultar en un modelo frágil. Los tamaños máximos permitidos son 650 x 330 x 560 mm para un acabado natural y 270 x 150 x 150 mm para modelos teñidos. El alumide también permite la fabricación de componentes interconectados, pero es necesario que el espacio entre piezas móviles sea de al menos 0.4 mm. Además, debido a la exposición a altas temperaturas durante el proceso, se debe evitar el diseño de grandes superficies planas, ya que estas pueden deformarse. Considerar estos elementos puede mejorar significativamente la calidad y durabilidad de los modelos impresos en alumide.
Principales aplicaciones
El alumide es una opción ideal para los principiantes en la impresión 3D, ya que rara vez requiere estructuras de soporte y los usuarios pueden crear geometrías más complejas en comparación con otras técnicas de fabricación. Se trata de un material fuerte, pero con cierta flexibilidad, lo cual le permite amortiguar pequeños impactos y resistir bastante presión. Las piezas impresas en 3D con alumide pueden tener un acabado natural, que es mate, gris y brillante, o pueden aplicarse técnicas de postratamiento, como el teñido, para obtener acabados de diferentes colores. Esto es una gran ventaja, ya que, a pesar de contar con una textura porosa, arenosa y granular, el material puede ser pulido o incluso barnizado para ofrecer un acabado superficial más óptimo para ciertas aplicaciones.
Debido a sus interesantes propiedades, la impresión 3D de alumide es ideal para multitud de aplicaciones diferentes. Principalmente se suele utilizar la crear piezas rígidas de aspecto metálico, utillajes y componentes para moldeo por inyección, conjuntos no desmontables, prototipado rápido de piezas técnicas o modelos de presentación con aspecto metálico, entre otros. Es una buena opción si se busca crear modelos que necesitan más rigidez que los de poliamida, o que simplemente requieren un aspecto metálico. Así, se puede implementar en una amplia variedad de industrias, desde la joyería hasta la automoción, pasando por los bienes de consumo, entre otras muchas.
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